Una adenopatía es la inflamación, tumefacción o hinchazón de un ganglio linfático. Y ¿qué son los ganglios linfáticos? Los ganglios, nódulos o nodos linfáticos son estructuras que forman parte del sistema linfático, que a su vez es una parte fundamental del sistema inmunitario del cuerpo, que está formado por estos ganglios, además de conductos y vasos que transportan linfa desde los órganos hasta el torrente sanguíneo.
Los ganglios actúan como filtros, ayudando a combatir infecciones. Se encuentran en muchas partes del cuerpo como el cuello, las axilas, el tórax, el abdomen y las ingles.
Una de las zonas del cuerpo donde más se notan los ganglios linfáticos y adenopatías es el cuello, siendo esto un motivo muy frecuente de consulta médica. La facilidad para palparse uno mismo el cuello sumado a que estos ganglios suelen ser superficiales, hace que nos notemos adenopatías con bastante frecuencia.
La inmensa mayoría de las adenopatías del cuello son debidas a procesos inflamatorios o infecciosos que se producen en la boca, en la garganta, en el oído o incluso en la piel de la cara y cuello o en el cuero cabelludo. Estas adenopatías desaparecerán al cabo de unos días o pocas semanas después de que el proceso que las produjera finalice.
Sin embargo, cuando estas adenopatías no desaparecen deben ser consultadas al médico. Algunos procesos infecciosos pueden producir adenopatías persistentes. Además existen otras enfermedades, que no son ni infecciosas ni inflamatorias, que también pueden dar adenopatías, como algunos procesos neoplásicos y hematológicos como los linfomas. Este es el motivo por el que, si no desaparecen las adenopatías, deben realizarse pruebas para determinar la causa de las mismas. La ecografía y la analítica son las pruebas que mejor determinarán la naturaleza de la adenopatía.